martes, 1 de noviembre de 2011

El marxismo como concepción y método en el pensamiento y la acción de José Carlos Mariátegui
Primera Parte:
El Marxismo: Concepción y Método
El marxismo como concepción y método en el pensamiento y la acción de José Carlos Mariátegui La Chira nos induce a abordar un tema fundamental. El hecho de que el Amauta se reconociera "marxista convicto y confeso" debió ser una invitación a estudiar el marxismo en general y el marxismo en Mariátegui en particular, sin embargo, y no obstante su importancia en la lucha por "un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo", no se le ha estudiado de manera rigurosa. La ciencia en general es una actividad humana de alto rigor racional y, por lo mismo, exacta, coherente, sistemática y con capacidad de verificación. La ciencia, a diferencia de la religión, tiene la responsabilidad de demostrar sus enunciados. Sobre esa base la ciencia general y particular elabora sus leyes, después de haber comprobado sus hipótesis en el proceso de la investigación científica empírica o lógicamente. Según su objeto de estudio las ciencias se clasifican en puras y fácticas; las ciencias sociales corresponden a las ciencias fácticas. La teoría de la ciencia o epistemología nos enseña que ésta tiene dos componentes básicos y uno adicional: Uno, el teórico - filosófico. No hay ciencia sin teoría del conocimiento, sin filosofía o sin concepción. El cientificismo, que niega la importancia de la filosofía tiene una concepción; se asemeja en esto, a la ideología neoliberal que en su propósito de imponerse como pensamiento único proclama el fin de las ideologías. Dos, el método. La ciencia utiliza en sus investigaciones un procedimiento que tiene como propósito crear nuevos conocimientos, sobre esa base hace nuevos enunciados, formula nuevas verdades objetivas, descubre nuevas leyes. Por eso es que los paradigmas de la ciencia no son siempre los mismos, varían. Se cierra un ciclo del conocimiento y se abre otro, siempre en un curso interminable y dialéctico. Complementariamente, la ciencia tiene un elemento adicional que es la técnica o el instrumento o el medio que usan los científicos en el diseño de sus investigaciones. El marxismo ha aportado a la investigación científica y a todas las formas de la ciencia, lo siguiente: 1.- Su concepción filosófica materialista. La tesis central de la concepción científica marxista sostiene que: "el ser social determina la conciencia social". Enunciado que marcó una línea divisoria y separó a la filosofía en dos campos: materialista e idealista (éstos sostienen que la conciencia social determina el ser social) Dentro de un contexto espacial existe una base material o estructura, que se convierte en escenario donde se desarrollan actividades económicas (modos de producción y relaciones sociales de producción). Sobre esa base se yergue un mundo que llamamos superestructura, conformado por ideas, cultura, conductas, juicios y valores. La educación es parte de la superestructura, y reproduce no sólo conocimiento sino también actitudes y hábitos. "Las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes", sentenció el siempre joven Marx.

2.- Su método dialéctico materialista. Este propone un conjunto de procedimientos para la investigación científica, convirtiéndose en un instrumento decisivo "para interpretar y transformar la realidad". La concepción científica y el método dialéctico materialista hicieron posible que Marx y Engels aportaran leyes generales fundamentales que no han podido ser refutadas, a pesar de la ofensiva de las corrientes neopositivistas. La esencia de sus descubrimientos, hoy, en pleno proceso de globalización, mantienen su vigencia: la ley del los cambios cuantitativos a cualitativos y viceversa, la ley de unidad y lucha de los contrarios, la ley de la negación de la negación, son pilares de la ciencia y hasta las corrientes no marxistas la utilizan en sus investigaciones. Asimismo, leyes como la teoría del valor, la teoría de la plus valía, la teoría de la lucha de clases y la hegemonía de clase y de la dictadura de clase, mantienen plena vigencia. Aquí encontramos una clara diferencia entre el marxismo con las demás corrientes de las ciencias. En tanto, las corrientes de la ciencia ajenas al marxismo interpretaban el mundo, Marx y Engels hicieron investigaciones científicas asumiendo de manera clara su opción política e ideológica. Sus aportes se hicieron desde la práctica social y señalaron, como uno de sus más grandes legados, la unidad de la teoría y la práctica. El método dialéctico materialista permitió que Marx y Engels descubrieran que en toda sociedad de clases hay contradicciones. Sobre ese postulado, la dialéctica materialista reconoce la existencia objetiva, al margen de nuestra voluntad, de la lucha de contrarios, pero así mismo reconoce e identifica la naturaleza de las contradicciones: fundamentales, principales y secundarias. Las contradicciones de clase, cuando se vuelven antagónicas, llevan inevitablemente a procesos revolucionarios. En esa tendencia y en esa perspectiva, el sistema capitalista está destinado a ser superado por la sociedad socialista. Marx y Engels hacen dicha afirmación partiendo del análisis que hacen de la sociedad capitalista y concluyen que la clase obrera será la sepulturera del viejo orden capitalista. Aquí está la causa del odio que cobijan los poderosos a todo lo que tenga que ver con marxismo. Lenin, a su vez, hizo importantes aportes a las ciencias sociales: analizó la naturaleza de las contradicciones del capitalismo en su fase superior (imperialismo); así como el desarrollo y las perspectivas de los movimientos nacionalistas anticoloniales y antiimperialistas. Pero, además, Lenin y el Partido condujeron el Estado soviético y empezaron a construir el socialismo en una sociedad atrasada, enriqueciendo de ese modo la teoría y el método de la ciencia marxista. El proceso histórico y el contexto espacial no se desarrollan aisladamente uno del otro, sino que se integran y relacionan siempre, aunque a simple vista no sean perceptibles. Para que se les identifique hay que convertirlo en objeto de estudio, hay que investigarlos con el método de la ciencia, que permite escudriñar y descubrir la esencia o la causa de los hechos que ocurren en el mundo o en una parte de él. Las fuerzas productivas y las relaciones de producción generan condiciones objetivas y subjetivas para que surjan determinados hechos, organizaciones, instituciones y personalidades que actúan y adquieren protagonismo en el conjunto de la sociedad. Ese fue el caso de José Carlos Mariátegui.



Segunda Parte:
El Marxismo en el Pensamiento y en el Método de José Carlos Mariátegui
Mariátegui estudió e investigó la evolución económico social del país, llegó a identificar que en el Perú de su tiempo existían tres modos de producción, de los cuales, el capitalista, era el hegemónico (los otros dos eran el modo de producción comunitario campesino y el feudal) Al definir la sociedad peruana como semi feudal y semicolonial, tuvo en cuenta que las relaciones feudales de producción, que la burguesía criolla no fue capaz de liquidar convivían con formas de producción capitalista, en un país subordinado económica, política y culturalmente al imperialismo. Señaló que el modo de producción capitalista era el predominante y que, por lo mismo, va a subsumir a los otros y que, en la medida que ello ocurra, se acentuará el carácter semi colonial de la sociedad peruana. Hay que precisar que después de la segunda guerra mundial la estrategia del imperialismo ha impuesto nuevas formas de colonialismo en países como el nuestro. Su estudio del mundo contemporáneo, desde su concepción marxista, no es redundante referirlo, lo llevó a la conclusión que la contradicción fundamental de la época del imperialismo era entre socialismo y capitalismo. En esa contradicción se refleja la lucha entre dos clases y la lucha entre dos sistemas. El pensamiento revolucionario de Mariátegui señaló que entre los dos sistema no se le ocurría levantar una tercera propuesta. Argumentó que, si bien la contradicción histórica fundamental se daba entre capitalismo y socialismo, en sociedades semicoloniales (neocoloniales) se da entre nación e imperialismo. Gran aporte el suyo, pues, nos advierte cuan importante es estudiar y poner atención a los movimientos nacionalistas, pues, en la medida que chocan con el orden capitalista se tornan inevitablemente en movimientos revolucionarios. El enfoque y la concepción de Mariátegui es revolutivo; ello sin dejar de reconocer y prestarle importancia a los procesos evolutivos. Es decir, su proyecto estratégico es socialista pero entiende que las reformas eran parte de un proceso histórico, de largo aliento. No ocurrió lo mismo con Haya de La Torre, quien al estudiar el carácter del capitalismo en su fase imperialista llegó a la conclusión que éste era la última etapa en los países desarrollados pero la primera en los países como el nuestro. De ahí su conclusión que a la burguesía le corresponde conducir esta etapa. Mariátegui tuvo un enfoque absolutamente opuesto, para él la burguesía nativa estaba incapacitada para abanderar un proyecto nacional, pues, no tiene las condiciones ni orgánicas ni espirituales para un desarrollo autónomo. Fue el primer marxista que estudió científicamente la realidad peruana, llegando a la conclusión que en el Perú no tuvimos clase dirigente, sino dominante, que actuó de socia menor del capital transnacional, que ambos le impusieron a nuestro país un sistema económico injusto, reforzado a través de procesos ideológicos y de instituciones políticas y culturales, que han impuesto su hegemonía a lo largo de la historia republicana. Mariátegui previó que las nuevas relaciones de producción capitalista incrementarán el número de los asalariados, quienes no sólo deberían desarrollarse cuantitativamente sino también cualitativamente. Es decir, los obreros debían educarse, formarse para crecer en conciencia; sólo así podían transformarse "de clase en sí, en clase para sí". Bajo esas condiciones la clase obrera devenía en clase dirigente. Mariátegui no inventó ningún nuevo ismo. Su pensamiento y su acción se nutren de las tesis fundamentales de Marx y habiendo asimilado de manera genial el marxismo como un sistema de leyes e ideas perfectamente coherentes, pudo adquirir con la solvencia que le reconocemos el método de investigación y de acción marxista, fusionándolo de manera creadora a la realidad de un país pluricultural y multilingüe como el nuestro. Su estudio y análisis de la sociedad peruana lo hizo no con fines de erudición; no se quedó en el rol del académico o del investigador puro, sino que asume su condición de intelectual militante al servicio de la revolución socialista. Se trazó un proyecto histórico donde lo inmediato con lo mediato e histórico están perfectamente relacionados e imbricados. Desarrolló una intensa labor de propaganda; publicó en diversos medios a fin de ampliar el horizonte político y cultural de sus lectores; estudió los fenómenos del mundo contemporáneo; se acercó a los sectores populares y se hace docente del curso Historia de la Crisis Mundial, en la Universidad Popular Manuel González Prada, advirtiendo que "Nadie más que los grupos proletarios de vanguardia necesitan estudiar la crisis mundial". Genera una tribuna de ideas (la publicación de Amauta); cumplida la etapa de exposición de ideas y motivos, señala que se dan las condiciones para afirmar y desarrollar una corriente socialista peruana y la conformación de un partido de clase. Paralelamente desarrolla en el emergente proletariado peruano una opción clasista para los gremios y contribuye de manera decisiva a la fundación de la CGTP, entendiéndola como un frente único de clase; el lema "unidad proletaria" refleja su pensamiento, advirtiendo que un proletariado reducido en su visión y sus demandas, jamás tendría protagonismo histórico. Concibió y creó un Partido como instrumento de la vanguardia de la clase obrera; que le haya denominado Partido Socialista no borra ni invalida su carácter marxista, por lo demás señalado explícitamente en el Acta de Fundación y en sus Principios Programáticos. Con el Partido levanta una propuesta acerca de los objetivos y las metas de la revolución socialista, la que pasa por una etapa previa de liquidación de la feudalidad, democratización del Estado, democratización de la propiedad de la tierra, descentralización, etc. Su concepción y su método de investigación lo persuaden para que tenga muy en cuenta no sólo la realidad y las demandas comunes de su época sino también las particularidades de un país como el nuestro: vasto étnica y culturalmente. De manera que, si bien el pensamiento y la acción teórica y práctica de Mariátegui tuvieron en el marxismo su cimiento conceptual, su mérito es mayor si se tiene en cuenta que su pensamiento abarca también el estudio de nuestras etnias y culturas ancestrales, demostrándonos lo que es hacer "un análisis concreto de la situación concreta," El materialismo dialéctico le facilitó a Mariátegui fijar procedimientos para captar la esencia de la realidad o el objeto de investigación, desechando su apariencia y reconociendo que los resultados si bien son válidos tienen carácter provisional. Mariátegui estuvo lejos de toda postura sectaria y terminal. En la Advertencia que aparecen en Los / Ensayos, publicado en noviembre de 1928, señala: "Ninguno de estos ensayos está acabado: no lo estarán mientras yo viva y piense y tenga algo que añadir a lo por mí escrito, vivido y pensado"

En este mes de Octubre rojo, de conmemoración del aniversario de la revolución de Octubre, de la revolución China, del sacrificio del Che Guevara, de homenaje a hombres de la talla de Miguel Grau, nacionalista y patriota auténtico, de cálido reconocimiento a Luis de La Puente; a despecho de los que quieren borrarnos la memoria y hacernos sentir culpables de lo que son exclusivamente sus fracasos, decimos que el marxismo como ciencia y como método fue la piedra angular para que Mariátegui forjara un proyecto histórico de innegable necesidad y vigencia. Falta que el vasto pueblo identifique el Proyecto de Mariátegui no sólo como un anhelo, sino también como una propuesta y una alternativa distintas a las que implementa el pulpo imperial. En esta lucha, más allá de matices y de membresías, los cierto es que quienes nos ratificamos en el marxismo como ciencia y método tenemos en el Amauta y el Partido una sola raíz y un solo fructífero árbol.

¿José Carlos Mariátegui es vigente hoy?

14 de Junio, un aniversario más del natalicio de José Carlos Mariátegui La Chira, el peruano que “nauseado de política criolla” se decidió con fuerza y pasión de combatiente revolucionario a forjar un proyecto socialista, convencido que sus principios y propuestas eran coherentes con una realidad maciza y con un ideal de transformación anhelada por millones de peruanos para quienes la emancipación del yugo hispano y la puesta en marcha de una República de etiqueta no les significó cambio ni mejora alguna.
Para iniciar su labor, José Carlos Mariátegui, partió de consideraciones muy puntuales:
Los sectores criollos burgueses no estaban capacitados para forjar un proyecto nacional, se requería, con urgencia, levantar una propuesta para resolver el problema de la tierra, concentrada en las manos de los terratenientes.
El Estado centralista era un instrumento del gamonalismo y de los sectores criollos, que le servían como herramienta de dominación o como botín para beneficiarse. El Estado republicano excluyó a las masas rurales y población nativa.
El indio, considerado en la mentalidad feudal y criolla como una criatura inferior fue privado de todo derecho y de toda posibilidad de beneficio cívico y ciudadano.
La democracia en un régimen de servidumbre era simplemente una caricatura. La libertad se concebía como la facultad para transar negocios que beneficiaron a los acaparadores del guano y del salitre, de los minerales, de los varones del algodón y del azúcar.
El pueblo estuvo al margen de los beneficios de ese intercambio, aunque era el músculo y la fuerza de trabajo al que se le imponían formas de explotación que lindaban en el esclavismo.
En el Perú, concluye José Carlos Mariátegui, no hemos tenido clase dirigente, sino clase dominante, por eso mismo no se forjó un proyecto nacional de desarrollo y aún está inconclusa la formación de la nación peruana.
La democracia jamás fue entendida por las clases dominantes como una concepción y una práctica que permite integrar al progreso y al desarrollo a los sectores populares y poblaciones nativas, y desarrollar políticas y acciones de descentralización y de integración del país.
Mariátegui dedujo que para revertir ese estado de cosas requería de una nueva clase social, que, actuando como clase dirigente, fuera capaz de emprender y culminar las tareas históricas que la burguesía criolla no había sido capaz de iniciar.
El reto tenía que ser asumido por la clase obrera, en tanto se formara ideológica y políticamente, así adquiriría una concepción científica y doctrinaria (el marxismo–leninismo) y adquiriría también un método de investigación (el materialismo dialéctico)
La ideología se convertiría en fuerza material, en voluntad y convicción para transformar la sociedad peruana. Pero, todo ello sería vano esfuerzo si es que se carecía de organización.
A su retorno de Europa, en 1924, se dedica con todas sus fuerzas, con pasión y con un desprendimiento de verdadero apóstol a estudiar integralmente los problemas del país, a difundir el pensamiento socialista entre los intelectuales, los trabajadores y las masas, a formar los cuadros y activistas de la nueva alternativa que esperanzaba a la humanidad del país, del continente y del mundo.
Mariátegui asume sus tareas heroicas y va formando equipo. Con la revista “Amauta” influye y establece comunicación con los intelectuales. Los aprecia en su capacidad como creadores y no exclusivamente como propagandistas de ideología. Su valoración del rol de los intelectuales y de los artistas es el ejemplo de un líder que sabía no sólo respetar sino valorar el trabajo de los poetas y artistas, quienes a través de sus obras contribuyen a despertar la sensibilidad y la emoción de los seres humanos. Después de él, este vínculo inapreciado se rompió como consecuencia de prácticas dogmáticas y doctrinaristas.
Con los trabajadores establece diálogos y se hace docente, para contar con espacios de reflexión asume una cátedra en la Universidad Popular Manuel González Prada, sobre la Historia de la Crisis Mundial, y explica las grandes corrientes doctrinarias y políticas que se daban en el mundo. Señala que sólo a los trabajadores conscientes y de vanguardia les interesa conocer con el rigor de la ciencia lo que ocurre en el escenario internacional y por eso es un deber conocerlo.
Paralelamente, hace sus investigaciones que serán el descubrimiento verdadero del Perú. Lo que hicieron los colonialistas venidos de España, no fue ningún descubrimiento, sino una verdadera agresión, que casi extermina a la población nativa y que a la larga configuró la existencia de dos países: el Perú criollo y el Perú indígena. A ello, el historiador Jorge Basadre llama Perú formal y Perú real.
Mariátegui es un líder de mentalidad amplia y de visión estratégica, no se extraviaba en los vericuetos de la coyuntura.
Le dio base doctrinaria, normas y organización a los gremios, se abocó a su centralización bajo las normas del principio de clase, que no es en absoluto el culto al partidismo dentro del gremio.
Señaló que en el frente único (el gremio es un frente único) cada quien tiene un lugar, un espacio, cada quien conserva su filiación y su fe. En el pensamiento de Mariátegui nunca existió algo que se pareciera al partidismo gremialista que burocratiza y divide; tampoco fue partidario del sindicato que se resiste a desarrollar educación política. Esa fue una de sus más persistentes críticas al anarquismo. Advirtió que un proletariado sin más ideal que la reducción de las horas de trabajo y el aumento de los centavos del salario, jamás será capaz de una empresa histórica.
Su labor cimera fue la construcción del Partido, lo concibió como el núcleo dirigente de los comunistas capaz de organizar y movilizar a las masas y levantarlas a la acción.
Es verdad que le llamó Partido Socialista, pero su principios ideológicos, sus postulados programáticos y su praxis lo identifican como un partido marxista leninista, que, como ahora, espantan a los sectores oscurantistas y que, por eso mismo, lo satanizan.
Mariátegui señaló que entre capitalismo o socialismo no proponía una tercera vía. “Somos antiimperialistas porque somos socialistas”, señaló, y deslindó y estableció sus diferencias con el partido de Haya de La Torre, que empezó siendo un frente amplio y terminó siendo un partido ambiguo y amalgamado y que a lo largo de su historia, más allá de su discurso y la teatralidad de sus caudillos, siempre estuvo al lado “izquierdo” de la derecha, compartiendo privilegios.
Mariátegui fue uno de los pocos marxistas de su tiempo y el primero en Latinoamérica que le dio el valor que tienen los movimientos de las nacionalidades nativas marginadas social, económica, étnica y culturalmente.
Asimismo, señaló los lineamientos programáticos del Partido y advirtió que el advenimiento del socialismo pasaba necesariamente por una etapa intermedia, donde se deben asumir y resolver las tareas que la burguesía fue incapaz siquiera de abordar.
En plena ofensiva de la globalización del capital y del modelo neoliberal, Mariátegui está más vigente que nunca. Lo está no sólo en términos doctrinarios, sino en su actitud, en su convicción, en su concepción, en sus principios, en su estilo de vida, en su enorme afecto y respeto por las masas, de quienes aprendió vinculándose con ellas cotidianamente. Esto es algo que la izquierda de estos tiempos no ha hecho.
Mariátegui señaló que el país urgía de una revolución que no sería calco ni copia, sino creación heroica. Hoy, las masas del Perú y de América Latina avanzan convencidas que sí es posible darle porvenir a esa creación heroica, que sí es posible enfrentar y derrotar la ofensiva, el hambre, la depredación del medio ambiente y los crímenes del capital.
En esa lucha, Mariátegui adquiere una vigencia extraordinaria.